8.12.10

EL ENEMIGO



Mi juventud no fue sino un gran temporal

Atravesado, a rachas, por soles cegadores;

Hicieron tal destrozo los vientos y aguaceros

Que apenas en mi huerto, queda un fruto en sazón.

He alcanzado el otoño total del pensamiento,

Y es necesario ahora usar pala y rastrillo

Para poner a flote las anegadas tierras

Donde se abrieron huecos, inmensos como tumbas.

¿Quién sabe si los nuevos brotes en los que sueño,

Hallarán en mi suelo, yermo como una playa,

El místico alimento que les daría vigor?

¡Oh dolor!¡Oh dolor! Devora vida el Tiempo,

Y el oscuro enemigo que nos roe el corazón,

Crece y se fortifica con nuestra propia sangre.


Charles Baudelaire “Las flores del mal” 1857

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